para ti, siempre presente
Litografía: María Verdugo Althöfer
Música: Raul Verdugo Althöfer

La música modifica las percepciones. Una imagen puede sugerir diversas propuestas en un espectador, pero si ésta se visualiza escuchando una música, las emociones generadas son otras diferentes.
De igual modo, una imagen puede condicionar una música. El entorno visual influye en ella. Si uno cierra los ojos y escucha una melodía sin una imagen que interfiera, las emociones percibidas serán distintas
En éste caso concreto, la obra en su conjunto “imagen”y “melodía” nos plantea ciertas cuestiones: ¿ están los pájaros escribiendo la melodía que escuchamos? ¿la música del interior de los pájaros nos dicta la melodía que oimos?...
Sólo los que conozcan el lenguaje músical se darán cuenta que lo que pareciera evidente no lo es, los pájaros /notas componen una melodía totalmente distinta a la que se escucha y a la que aparece escrita en su interior.
Porque realmente hay que ir más allá de lo que parece a primera vista. La imagen es un reflejo, y es ese reflejo el que nos suministra la información verdadera de donde nos encontramos, nos sitúa en un entorno concreto y la música quiere llevarte, ayudarte a moverte hacia un camino concreto de sensaciones (aunque puede que nunca sea el mismo que el que le llevó al compositor y al artista a crear esa obra).

Asi que tú, espectador, interpreta, siente…. Porque el artista sólo sugiere, eres luego tú el que luego decide si la obra le gusta, le emociona…. o no.

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